La calle Morandé
En Santiago, la calle que hoy conocemos como Morandé y que va desde la Alameda hasta la antigua Estación Mapocho, corriendo paralela a las de los Teatinos y de la Bandera, en pleno centro de la ciudad, tiene una historia bastante más larga que sus apenas 10 cuadras de extensión.
Por lo pronto hay que señalar que aparece en el trazado original de la ciudad que hiciera el Alarife Gamboa en febrero de 1541, dos cuadras al oriente de la Plaza de Armas, en lo que fuera el primer límite poniente de la ciudad, una de la últimas calles atravesadas.
Ya hacia el año 1600 la calle comenzó a ser llamada “Calle de la Botica”, porque en ella funcionaba la botica de los jesuitas, uno de los primeros y mejor abastecidos establecimientos de su tipo en el país, en la manzana que actualmente ocupa el ex Congreso Nacional.
Luego de la expulsión de los padres jesuitas de los territorios españoles en 1767, la calle comenzó a tomar el nombre de algunos de sus más ilustres y ricos vecinos: los hijos de un afamado comerciante de origen francés, Jean Francois Briand de la Morandais, que había llegado a Concepción en 1715 como Capitán de Fragata y que se casaría con la joven hija de un funcionario español, Juana del Solar.
El comerciante y contrabandista francés se vino a vivir a Santiago con su joven esposa a una casa situada en la misma Plaza de Armas, luego de haber renunciado a la ciudadanía francesa usando papeles falsos. Sin embargo en la Plaza Mayor, en el lugar más concurrido e importante de la ciudad, estaba en esos tiempos la horca o picota.
La Picota, también conocida como “Rollo”, era la columna de piedra donde se exponían los cuerpos o las cabezas de los criminales ajusticiados, así como los reos a la vergüenza pública. Era también el lugar donde se aplicaban las penas ordenadas por la justicia para proclamar a todos los vientos el rigor de la ley.
La visión, cada cierto tiempo, de los cuerpos de los ajusticiados o de sus cabezas, no resultó un panorama alentador y el rico comerciante debió buscar otro lugar para su familia.
Logró ubicar un solar que compró a Francisco Riberos en el lugar que hoy ocupa la Intendencia Metropolitana. Con el tiempo, al menos tres de los hijos de este personaje habitarían la misma calle, ya sea en la esquina de la actual calle Moneda, en la de Huérfanos y en la de Compañía.

La casa de los Carrera y la de la familia del Coronel Manuel Rodríguez estuvieron en las esquinas de Morandé con Agustinas, también la casa que habitó el sabio Claudio Gay y la que ocupara el Almirante Manuel Blanco Encalada estaban en esta calle. Posteriormente viviría en la esquina de la Alameda Julio Zegers, Diputado, Ministro y Consejero de Estado.
Durante un breve tiempo, a mediados del siglo IXX, la calle se llamó oficialmente Junín, un nombre que a pesar de estar escrito en algunas murallas no logró cambiar la denominación popular de Morandé.
Con el tiempo en la calle Morandé se instalarían importantes hitos urbanos: el Palacio de La Moneda, la Plaza de la Constitución y las estatuas de los presidentes Allende y Alessandri, el viejo edificio del Diario Ilustrado, el Banco Central, el Palacio de los Tribunales de Justicia, el antiguo edificio del diario El Mercurio, el Palacio Edwards que hoy alberga a la Academia Diplomática, así como el Teatro de la Universidad de Chile que tiene al menos cuatro salas en esta calle: las salas Sergio Aguirre, Agustín Siré y Enrique Noisvander en Morandé entre Rosas y san Pablo y la sala Antonio Varas en la primera cuadra, casi esquina de la Alameda.
Posteriormente, ya en los años 30 llegarían los Ministerios a la calle: el de Obras Públicas en la primera cuadra y el de Justicia en la segunda.
En el siglo XX la calle Morandé comenzaría a sufrir los embates del centro de la ciudad, el ruido y el tráfico, la violencia y la contaminación.
En 1906 el presidente Pedro Montt mandó abrir la que sería la famosa puerta de Morandé 80, en el lado este del Palacio de La Moneda, para facilitar la circulación de su familia. En 1938 por esa misma puerta el León de Tarapacá, durante su segundo gobierno, habría ordenado dar muerte a los jóvenes nacistas que habían sido detenidos en la casa central de la Universidad de Chile y el edificio de la Caja del Seguro Obrero Seguro luego de un fallido golpe de estado.

La puerta de Morandé 80 se haría mundialmente famosa cuando a través de ella los bomberos de Santiago sacaban el cuerpo sin vida del Presidente Allende. En septiembre del 2003, 30 años después la mítica puerta sería reabierta por el presidente Lagos, en el mismo lugar en que durante años se rindiera homenaje a los caídos en La Moneda.
Actualmente se trabaja, en la primera cuadra de esta calle, en la Plaza de la Ciudadanía que reemplazará a la Plaza de la Libertad donde estaba el monumento a Arturo Alessandri por una explanada que pretende unir el eje de La Moneda con el Paseo Bulnes que había sido quebrado por la instalación de la Llama de la Libertad.
Por lo pronto hay que señalar que aparece en el trazado original de la ciudad que hiciera el Alarife Gamboa en febrero de 1541, dos cuadras al oriente de la Plaza de Armas, en lo que fuera el primer límite poniente de la ciudad, una de la últimas calles atravesadas.
Ya hacia el año 1600 la calle comenzó a ser llamada “Calle de la Botica”, porque en ella funcionaba la botica de los jesuitas, uno de los primeros y mejor abastecidos establecimientos de su tipo en el país, en la manzana que actualmente ocupa el ex Congreso Nacional.
Luego de la expulsión de los padres jesuitas de los territorios españoles en 1767, la calle comenzó a tomar el nombre de algunos de sus más ilustres y ricos vecinos: los hijos de un afamado comerciante de origen francés, Jean Francois Briand de la Morandais, que había llegado a Concepción en 1715 como Capitán de Fragata y que se casaría con la joven hija de un funcionario español, Juana del Solar.
El comerciante y contrabandista francés se vino a vivir a Santiago con su joven esposa a una casa situada en la misma Plaza de Armas, luego de haber renunciado a la ciudadanía francesa usando papeles falsos. Sin embargo en la Plaza Mayor, en el lugar más concurrido e importante de la ciudad, estaba en esos tiempos la horca o picota.
La Picota, también conocida como “Rollo”, era la columna de piedra donde se exponían los cuerpos o las cabezas de los criminales ajusticiados, así como los reos a la vergüenza pública. Era también el lugar donde se aplicaban las penas ordenadas por la justicia para proclamar a todos los vientos el rigor de la ley.
La visión, cada cierto tiempo, de los cuerpos de los ajusticiados o de sus cabezas, no resultó un panorama alentador y el rico comerciante debió buscar otro lugar para su familia.
Logró ubicar un solar que compró a Francisco Riberos en el lugar que hoy ocupa la Intendencia Metropolitana. Con el tiempo, al menos tres de los hijos de este personaje habitarían la misma calle, ya sea en la esquina de la actual calle Moneda, en la de Huérfanos y en la de Compañía.

La casa de los Carrera y la de la familia del Coronel Manuel Rodríguez estuvieron en las esquinas de Morandé con Agustinas, también la casa que habitó el sabio Claudio Gay y la que ocupara el Almirante Manuel Blanco Encalada estaban en esta calle. Posteriormente viviría en la esquina de la Alameda Julio Zegers, Diputado, Ministro y Consejero de Estado.
Durante un breve tiempo, a mediados del siglo IXX, la calle se llamó oficialmente Junín, un nombre que a pesar de estar escrito en algunas murallas no logró cambiar la denominación popular de Morandé.
Con el tiempo en la calle Morandé se instalarían importantes hitos urbanos: el Palacio de La Moneda, la Plaza de la Constitución y las estatuas de los presidentes Allende y Alessandri, el viejo edificio del Diario Ilustrado, el Banco Central, el Palacio de los Tribunales de Justicia, el antiguo edificio del diario El Mercurio, el Palacio Edwards que hoy alberga a la Academia Diplomática, así como el Teatro de la Universidad de Chile que tiene al menos cuatro salas en esta calle: las salas Sergio Aguirre, Agustín Siré y Enrique Noisvander en Morandé entre Rosas y san Pablo y la sala Antonio Varas en la primera cuadra, casi esquina de la Alameda.
Posteriormente, ya en los años 30 llegarían los Ministerios a la calle: el de Obras Públicas en la primera cuadra y el de Justicia en la segunda.
En el siglo XX la calle Morandé comenzaría a sufrir los embates del centro de la ciudad, el ruido y el tráfico, la violencia y la contaminación.
En 1906 el presidente Pedro Montt mandó abrir la que sería la famosa puerta de Morandé 80, en el lado este del Palacio de La Moneda, para facilitar la circulación de su familia. En 1938 por esa misma puerta el León de Tarapacá, durante su segundo gobierno, habría ordenado dar muerte a los jóvenes nacistas que habían sido detenidos en la casa central de la Universidad de Chile y el edificio de la Caja del Seguro Obrero Seguro luego de un fallido golpe de estado.

La puerta de Morandé 80 se haría mundialmente famosa cuando a través de ella los bomberos de Santiago sacaban el cuerpo sin vida del Presidente Allende. En septiembre del 2003, 30 años después la mítica puerta sería reabierta por el presidente Lagos, en el mismo lugar en que durante años se rindiera homenaje a los caídos en La Moneda.
Actualmente se trabaja, en la primera cuadra de esta calle, en la Plaza de la Ciudadanía que reemplazará a la Plaza de la Libertad donde estaba el monumento a Arturo Alessandri por una explanada que pretende unir el eje de La Moneda con el Paseo Bulnes que había sido quebrado por la instalación de la Llama de la Libertad.
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