jueves, febrero 01, 2007

Cambio de casa

Nos cambiamos a nuestro propio sitio, en forma definitiva, con nombre propio. Todo lo que aquí había y mucho más en www.culturamapocho.cl

Los recorridos por Santiago, los libros de la ciudad, los pintores, los lugares y la historia de las calles en www.mapocho.org

lunes, octubre 02, 2006

Breves notas sobre tres calles del centro de la ciudad

La actual calle Agustinas, en el centro de Santiago, debe su nombre a las religiosas que en 1571 instalaron el Convento de la Agustinas de Chile, las primeras monjas de clausura en el país. La primera iglesia de las Monjas de Santiago, bajo la advocación de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, estaba situada en Ahumada esquina Agustinas y fue destruida por el terremoto de 1647. La calle ha sido desde entonces una de las más importantes arterias de la capital. En ella está el Teatro Municipal, en el mismo lugar en que estuvo la Real Universidad de San Felipe y la primera imprenta. El viejo y recordado edificio del Hotel Crillón, ocupado hoy por una gran tienda está en la esquina nor poniente de Ahumada y Agustinas.

La calle “atravesada” de San Antonio, que va del río hasta la actual Alameda, es de las calles que el Alarife Gamboa diseñó junto a Pedro de Valdivia, hace 465 años. Partió como callejón y durante años fue conocida como el Callejón del Socorro, pero tuvo un vecino ilustre: Francisco Pastene se hizo famoso al rechazar con sus propias fuerzas la incursión del corsario Cavendish en Quillota en 1587. La calle llevó por unos años el nombre de Licenciado Pastene en su honor. Luego volvería a ser un callejón y basurero, a veces, escenario de las “guerras de pedradas entre santiaguinos y chimberos”. Su actual nombre se debe a que desde lejos, por la puerta lateral, se veía la imagen de san Antonio, en la tercera nave de la iglesia de San Francisco, santo que es objeto de fervorosas peticiones de las solteras jóvenes santiaguinas. San Antonio de Padua nació en Portugal en 1195 con el nombre de Fernando de Bulloes y Taveira de Azevedo, pero su nombre más conocido se lo debe a la ciudad en que murió y en la que se guardan sus reliquias. Es el patrón de las mujeres estériles, los pobres, los viajeros, los albañiles, los panaderos y papeleros. Se le invoca por los objetos perdidos y para pedir un buen esposo/a. La sabiduría popular asegura que es verdaderamente extraordinaria su intercesión.

La actual calle Moneda, muy cerca de la pantanosa Cañada y demasiado lejos de la Plaza de Armas, fue durante gran parte de la Colonia apenas un callejón. Francisco de Riberos es el único conquistador que la habitó y su primer nombre fue “Calle Real”. Luego sería conocida como “Calle tapada de las Monjas” porque las Clarisas la tapaban entre las actulaes Miraflores y Mac Iver y las monjas Agustinas tapaban el tramo entre Ahumada y Bandera. Años más tarde un fragante árbol haría que fuese bautizada como la “Calle del Chirimoyo”. En 1804 fue inaugurada la Real Casa de Moneda, con planos de Joaquín Toesca, entre Morandé y Teatinos, en el antiguo solar de los monjes Teatinos. Su nombre actual se consagró cuando el palacio de acuñación de monedas se convirtió en la sede de Gobierno y residencia del Presidente, durante el gobierno de Manuel Bulnes, en 1845. En adelante muchos mandatarios lo ocuparon como residencia y Casa de Gobierno y cumplió labores de acuñación y sede de gobierno hasta 1922.

domingo, octubre 01, 2006

Notas históricas sobre la Población Militar de Leopoldo Urrutia, en Ñuñoa

La Población Militar

En agosto de 1926 la firma de ingenieros Beaumont y Díaz Ltda. entregó el presupuesto de urbanización para la población militar de la Escuela de Aplicación de Caballería, el Regimiento Dragones, Tren y Comunicaciones y la Escuela de Carabineros, entre las calles Manuel Montt y Antonio Varas. El arquitecto a cargo era Luciano Kulczewki García.

El conjunto consiste en una población de 113 casas que se terminó de levantar en 1928 y está conformada por dos calles que corren de oriente a poniente y otras tres de norte a sur.

El arquitecto Luciano Kulczewki García

Nació en Temuco, el 8 de Enero de 1896. En 1913 ingresa a la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Chile. Sus condiciones artísticas, en la arquitectura, quedan nítidamente demostradas ya desde sus años de estudiante, al obtener medallas en los salones del Museo de Bellas Artes, una segunda medalla cuando cursaba el tercer año de arquitectura en 1916, y una tercera en 1917, cuando era alumno de cuarto año.

Para él la Arquitectura debía ser una herramienta que estuviera al servicio de la calidad de vida y la felicidad de los hombres. Su primera obra; la terraza del funicular del cerro San Cristóbal, tuvo un enorme significado para él, ya que nada le producía mayor satisfacción que ver a los cientos de hombres, mujeres y niños del Chile anónimo que cada domingo utilizaban y disfrutaban el cerro. La naturaleza de Santiago lo dejaba maravillado y no podía entender que los arquitectos no la respetaran y no la ensalzaran en sus construcciones. Su vida y obra estuvo impregnada de un sentido humanista.

Fue muy crítico del mercantilismo que observaba en los arquitectos. Su anhelo por lograr formas de vida más dignas para el chileno se vio reflejado en un abandono paulatino del ejercicio privado de su profesión. Su interés estuvo, entonces, en los proyectos de viviendas sociales.

Utilizó un amplio espectro de estilos, que iban desde el neo-gótico hasta el Art Nouveau, pero sin desconocer el advenimiento del nuevo orden arquitectónico que trajo el Modernismo. A sus casas e edificios les imprimió un sello personal que los hacen fácilmente reconocibles hoy día. No nos encontramos ante un refrito de estilos, sino que ante uno único e inconfundible, lleno de detalles y preocupación. Las gárgolas, las rejas en forma de telaraña, las complicadas cerrajerías, los arcos de medio punto y las formas caprichosas develan, dentro de la rigurosidad de su oficio, a un artista con gran sentido del humor y espíritu lúdico.

Murió en el año 1972 y sus dos hijos cumplieron el deseo de que sus cenizas se dispersaran en el Cementerio Pere Lachaise, de París y en el Cerro San Cristóbal.

Sus principales obras, aún en pie, en Santiago son:

  • Funicular del Cerro San Cristóbal
  • Edificio de departamentos, Merced n° 84
  • Edificio de departamentos, Merced n° 268
  • Casa familia Kulczewski - Yanquez, Estados Unidos n° 201
  • Piscina Escolar, Av. Santa Maria n° 983
  • Sede del Colegio de Arquitectos de Chile, Av. L.Bernardo O'higgins n° 215
  • Población Keller, Comuna de Providencia
  • Población Los Castaños, Comuna de Independencia
  • Conjunto Virginia Opazo, Ex urbanización de la Quinta Meiggs
Antecedentes sobre el nombre de la calles

Leopoldo Urrutia (Leopoldo Urrutia Anguita)

Abogado de la Universidad de Chile, Ministro de la Corte Suprema, profesor de Derecho Civil y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad.

Nació en 1849, hijo del General Basilio Urrutia y de doña Teodorinda Anguita. Se casó en primeras nupcias con doña Elvira Honorato Silva, y en segunda y tercera con doña Ignacia y doña Rebeca Honorato Cienfuegos.

En 1911, después de haber prestado servicios públicos durante cerca de medio siglo, inició su expediente de retiro de la magistratura; pero continuó desempeñando su cátedra de Derecho Civil en la Universidad de Chile hasta el año 1926.

Falleció en Santiago el 11 de Octubre de 1936.

Conscripto Arredondo (Andrés Arredondo)

Soldado conscripto de la Escuela de Aviación Militar que murió el 9 de mayo de 1927, durante un vuelo de demostración sobre la Escuela, en El Bosque, luego de una mala maniobra realizada por el Capitán Roberto Ewing. Ambos militares volaban en un Bristol Type 83B "Lucifer", un avión de entrenamiento inglés que había llegado al país en una partida de 12 aparatos, a principios del año 1926. En aquella época los pilotos volaban sin paracaídas por lo que recién a finales de 1926, y producto de los accidentes y muertes producidas, se resolvió dotar a los aviadores con estos dispositivos. Los primeros llegaron recién en agosto de 1927.


Bristol Lucifer - Foto del libro "Historia de la Fuerza Aérea de Chile".

Sargento Navarrete (Luis Navarrete Larenas)

Sargento 1º del Ejército que murió junto con otros soldados, como el Sargento Garín, en la tragedia de Alpatacal, en julio de 1927.

El gobierno de Argentina invitó a la Escuela Militar chilena para que desfilara el 9 de julio en ese país, con ocasión de las solemnes celebraciones de la independencia nacional y del centenario de Bartolomé Mitre.

La comitiva compuesta por 269 cadetes y militares de la escuela del Libertador Bernardo O´Higgins viajó a Argentina en el ferrocarril Trasandino y en la madrugada del 7 de julio, en las cercanías de la pequeña localidad de Alpatacal, a las afueras de Mendoza, el convoy chocó de frente con el tren internacional de Buenos Aires, descarrilando ambos trenes y generándose un incendio. Murieron 12 soldados chilenos y 31 de ellos quedaron heridos. Las víctimas fueron el brigadier Osvaldo Medina Moena, los cadetes Guillermo Perry Fonseca y Oscar Martini Pérez, los sargentos primeros Eudoro Garín Pino, Luis Navarrete Larenas, Cipriano Collao Collao y Nicolás Montes, el cabo primero Manuel Zamora Riveros, el dragoneante José Quintana Novoa, y los soldados Juan González González, Juan Pérez Seguel y Luis Gajardo Rosas.

La delegación de la Escuela Militar igualmente cumplió con su cometido y los sobrevivientes desfilaron con sus vestimentas rasgadas y con heridas diversas en la capital transandina.

Sargento Garín (Eudoro Garín Pino)

Sargento 1º del Ejército que murió junto con otros soldados, como el Sargento Navarrete, en la tragedia de Alpatacal, en julio de 1927.

Sargento Menadier (Adolfo Menadier Rojas)

El Sargento 1º Adolfo Menadier Rojas, nació el 12 de agosto de 1889 en San Fernando. En 1912 ingresó al Ejército para hacer el servicio militar, y continuó la carrera en la Maestranza, llegando a Sargento 1º en la especialidad de Mecánica. Ese mismo año ingresó como alumno a la Escuela de Aeronáutica Militar, en el primer curso.

El 11 de abril de 1913, el Sargento Menadier fue comisionado a Francia, regresando en noviembre a Chile, después de recibir el diploma de piloto aviador. A partir del mes de marzo de 1914 inició las pruebas militares para la obtención de su título de Piloto Militar en la Escuela de Aeronáutica Militar de Lo Espejo.

El 17 de agosto de 1914, en un vuelo de entrenamiento a mil metros de altura piloteando un Breguet de 80 H.P., el Sargento Menadier Rojas se estrelló al presentar fallas en el motor, tras realizar varias vueltas descontroladas.

Desde 1992 y en homenaje al Sargento Menadier, la Escuela de Especialidades de la Fuerza Aérea de Chile, lleva su nombre.


Bréguet U2, 1912. French Aeroplanes Before the Great War. Schiffer Military History

jueves, junio 22, 2006

Para entender el Barrio Dieciocho

Una nueva élite surge en Chile

Entre 1830 y 1880, Chile tuvo un importante crecimiento económico, estimulado por su inserción en la economía mundial, como exportador de materias primas mineras y agrícolas (plata y cobre; trigo y harina) e importador de las manufacturas, productos de la revolución industrial. Este proceso permitió el surgimiento de una nueva elite empresarial, distinta de la tradicional elite mercantil y terrateniente de origen colonial, que rápidamente tomó el control de las áreas más dinámicas de la economía. Fue este grupo social el que llevó a cabo una modernización caracterizada por el levantamiento de un complejo minero industrial exportador; por el surgimiento de una infraestructura de transporte terrestre (ferrocarriles) y marítima (vapores y puertos); una renovación urbana (tranvías y nuevos barrios); la creación de un sistema financiero (bancos y sociedades anónimas) y la modernización de ciertas actividades agrícolas (viñas y molinos).El nuevo empresariado, dinámico y progresista, se fue constituyendo en la base de una emergente burguesía que amagó el tradicional dominio de la elite terrateniente de mentalidad aristocrática. Una demostración de lo anterior, fue una lista de las principales fortunas chilenas, publicada por Benjamín Vicuña Mackenna en el diario El Mercurio del 26 de abril de 1882, donde señalaba que las nuevas fortunas, provenientes de la minería, industria, comercio y crédito, representaban el 84,3%; mientras que las del mundo agrario, sólo un 15,7%.

Entre los integrantes de este nuevo grupo social, estaban los descendientes del banquero y habilitador minero Agustín Edwards Ossandón; del forjador de la industria del carbón Matías Cousiño; del minero y fundidor de cobre José Tomás Urmeneta; del comerciante y productor de azúcar José Tomás Ramos; del fundidor inglés Carlos Lambert y del industrial alemán Carlos Anwandter. También hubo otros empresarios, que si bien no destacaron por su fortuna, lo hicieron por su capacidad emprendedora y creativa, como es el caso de José Santos Ossa, explorador del norte y descubridor del salitre de Antofagasta, y Silvestre Ochagavía, pionero de la industria vitivinícola nacional. El lugar privilegiado en que eligieron vivir fue el sector que sería conocido como el Barrio Dieciocho.

El Barrio Dieciocho

La calle Dieciocho fue abierta hacia el sur desde la Alameda de las Delicias en el año 1850, junto con otros callejones que se transformarían en las calles Lord Cochrane y San Ignacio.

Esta calle se convierte en el principal acceso al Parque Cousiño y su Campo de Marte. Don Luis Cousiño termina de construir el palacio que tiene su nombre el año 1878, ubicado al final de la calle, logrando así adoquinarla. El barrio comienza a consolidarse alrededor de los años 1886 - 1887.

El Palacio Cousiño (1870 - 1878)

Construido entre los años 1870 y 1878 por el arquitecto francés Paul Lathoud para doña Isidora Goyenechea, viuda de Luis Cousiño; familia acaudalada dueña de las minas de carbón de Lota e intereses en la minería del cobre, flota naviera y la famosa viña Macul.

El Palacio, ubicado en calle Dieciocho N° 438, deslumbró a la sociedad santiaguina de la época por su fastuosidad y lujo, y por la introducción de adelantos técnicos como el primer ascensor que hubo en Chile. Los principales materiales del edificio como los revestimientos, las rejas de fierro, las baldosas y azulejos y todo el mobiliario, fueron traídos desde Francia.

Esta es la única mansión de la época que conserva su alhajamiento original en perfecto estado de conservación desde su inauguración en 1877. Sorprende el lujo de sus salones, con muros forrados en terciopelo dorado haciendo juego con los cortinajes y el color del parquet, que en cada sala es distinto. Está constituido por un volumen principal de dos pisos rodeado de un amplio jardín, que conserva aún su diseño original y edificios anexos de servicio y cocheras. En su exterior las fachadas se modulan con pilastras jónicas y destacan en la decoración de ellas tonos de fayenza azul y amarillo.

El interior se organiza en torno a un gran salón central de doble altura de donde nace la escalera principal. Los salones y recintos adyacentes profusamente decorados se caracterizan por un juego de visuales producidos por espejos y cristales de gran tamaño.

La estructura fundamental es de albañilería de ladrillos. Este edificio fue restaurado en el año 1968 después de ser afectado por un incendio que destruyó parcialmente los salones del segundo piso.

La calle Ejército

Benjamín Vicuña Mackenna y colaboradores escriben sobre la transformación de Santiago entre 1872 y 1873, y se refieren a la terminación de la avenida Ejército Libertador mencionando su costo: "respecto a la avenida del Libertador no importarán la mitad de la suma de 10.000 pesos si los propietarios de los sitios adyacentes continúan manifestando su inteligente liberalidad que han desplegado hasta aquí".

El Parque Cousiño 1845 - 1873

Antes que existiera el Parque Cousiño propiamente, esta área era una extensa explanada polvorienta, que alguna vez había sido un campo de labranza de verduras y legumbres, pero de ello sólo quedaban zanjas y zarzamoras, denominándose a comienzos del siglo XIX indistintamente con el nombre de "Llano" o "Pampilla".

A esta área se volcaba la población en septiembre para gozar del tibio sol primaveral, encumbrar volantines y participar en las maniobras militares que recordaban cada nuevo aniversario patrio.

Durante el gobierno del general Manuel Bulnes, el estado adquirió 140 cuadras que pertenecían a los señores Francisco Vergara, José Santiago Montt, Vicente Ovalle y Francisco Cortés, por escritura del 20 de enero de 1845, otorgada ante el notario Gabriel Muñoz en la suma de $ 73.610.

Durante el gobierno de Joaquín Pérez, el 20 de enero de 1870, se dictó un decreto por el que se convenía la entrega de este terreno a Luis Cousiño, hijo del gran empresario don Matías Cousiño. Don Luis se había educado en el Instituto Nacional y después en Europa donde había admirado los grandes parques como el Bois de Boulogne, Vincennes, Hyde Park y algunos italianos. De regreso de Europa, al fallecer su padre en 1863 heredó su gran fortuna, que quiso compartir con sus connacionales.

En enero de 1873, Luis Cousiño propuso al gobierno donar el parque a la ciudad, con la sola excepción de una elipse de 690 por 440 metros que se dejó para las maniobras y desfiles militares. Con este gesto ampliaba los ensueños de Vicuña Mackenna de dar a Santiago grandes pulmones.

Don Luis se dio de inmediato a la tarea y contrató los servicios de un prestigioso urbanista español, don Manuel Arana Borica y, posteriormente, al paisajista Gustavo Renner. Este último había proyectado al parque Macul en 1872, luego con Claudio Vicuña realizaban el parque Bucalemu en 1875, y construía el parque Santa Rita entre 1882 y 1885, diseñaba los parques Callejones, Graneros y Lo Águila en 1890, e intervenía en el parque de doña Manuela Subercaseaux.

Don Luis dirigió personalmente los trabajos, que correspondieron: una red de caminos de más de ocho kilómetros, un lago artificial de más de 30.000 metros cuadrados, con sus islas y tres puentes, don casas para jardineros y dos viveros, de una cuadra cada uno. Además se plantaron 60.000 árboles entre los cuales se contaban olmos, acacios y fresnos, y plantas de numerosas especies, más 40.000 que se conservaban en barbecho.

Se construyó un restaurante para atender a los visitantes, un pabellón para la música y una balaustrada de madera que bordaba el lago por un costado. Dos grandes y hermosas portadas de hierro forjado, fundidas en Francia, daban acceso al recinto. Por último don Luis costeó los uniformes, que se encargaron a Francia, para 25 guardabosques, y cuatro carretones con todas sus herramientas.

El contratista del Parque fue el inglés Warthon Peers Jones, quien antes de llegar a Chile había pasado por Panamá y Perú y también había estado en la India. Warthon Peers Jones empleó 80 trabajadores para construir el Parque, pero durante la guerra con Perú los reemplazó por 150 prisioneros peruanos.

Luis Cousiño no alcanzó a ver su obra terminada, pues falleció a los 38 años, en la plenitud de su vida, en Chorrillos, cerca de Lima, el 19 de mayo de 1873. El Intendente de Santiago, don Benjamín Vicuña Mackenna había recibido el Parque el 2 de enero de ese mismo año, al que se dio el nombre de su creador, en sesión municipal del 13 de mayo, es decir, seis días antes de su muerte.

Breves Biografías

Isidora Goyenechea Gallo, nació en Copiapó en 1836, hija de Ramón Ignacio Goyenechea y doña Luz Gallo. Muy joven asumió la dirección de las empresas carboníferas de Lota.

Desde 1873 hasta 1881, año del regreso de Europa de su hijo Carlos, doña Isidora tomó a su cargo la conducción de Lota.

Para modernizar esta empresa, hizo instalar la primera planta hidroeléctrica de Sudamérica. La planta fue encargada a la firma de Thomas A. Edison, quien en carta personal a doña Isidora, alabó el proyecto y celebró su realización.

Falleció en 1897, en París; sus restos fueron trasladados a Chile con un gran homenaje.

Al morir dispuso parte de su fortuna a la construcción de una iglesia en Lota y de una iglesia y un hospital en Buen Retiro.

Luis Cousiño Squella (1835 - 1873), hijo único de Matías Cousiño, nació en Santiago en 1835. Huérfano de madre, su educación estuvo a cargo de doña Luz Gallo y se crió junto a sus hermanastros, Emeterio e Isidora.

Desde joven se vinculó al mundo de los negocios, en la sociedad de comercio "Cousiño e Hijo", recibiendo como herencia los yacimientos de Coronel y la mitad de Lota.

En 1863, al fallecer don Matías, compró la otra mitad de la compañía y extendió sus actividades, integrando la extracción del cobre. Fomentó la explotación de la plata en Chañarcillo e introdujo en Chile la industria de la seda.

Falleció en Perú en 1873 a la edad de 38 años, aquejado de tuberculosis.

En 1855 se había casado con su hermanastra, Isidora Goyenechea Gallo. Como su esposa y heredera, quedó al mando de la familia compuesta por 7 hijos: Alfredo, Luis Alberto, Carlos Roberto, Luis Arturo, Adriana, Loreto y María Luz.

Las calles República y España 1873-1880

Las quintas más renuentes a la expansión urbana de esa época fueron la de Henry Meiggs, el aventurero americano y magnate del ferrocarril, quien lotea su quinta ubicada en la Alameda con República, en el mes de enero de 1873; y realiza un loteo con hermosos sitios de alto costo y cede el terreno para la formación de las dos avenidas más importantes del barrio: la avenida República y la avenida de la Capital que luego se llamaría España. Estas avenidas conformarían la población Meiggs Nº 1665. Años más tarde seguiría igual destino la quinta de don Francisco de Paula Echaurren.

Las calles que corrían oriente-poniente se prolongaron hacia el poniente con los mismos nombres (Sazié, Grajales, Gorbea, Toesca y Gay). La más cercana a la Alameda que era la calle uno, se le denominó Manuel Montt y después se llamaría Salvador Sanfuentes. La calle al extremo sur de este barrio se llamó Domeyko.

Todos estos nombres fueron puestos durante la intendencia de don Benjamín Vicuña Mackenna (1872-1875). El barrio se empieza a constituir en 1880 en torno a las dos avenidas señaladas que corrían de norte a sur.

El Club Hípico

Fundado en el año 1869, por un grupo importante de conocidos personajes de la Sociedad Chilena y reconocido como el primer centro hípico de Santiago destinado a las carreras de caballos. En principio fue destinado como Club Social e inaugurándose posteriormente el 20 de Septiembre del año 1870, fecha en la que se disputó la primera carrera, bajo la dirección de don Francisco Baeza Sotomayor.

Recinto ubicado en el corazón de nuestra capital y centro de actividades sociales de la mencionada época, se recuerda el barrio de República y aledaños como uno de los más elegantes y tradicionales de Santiago. Su perímetro se enmarca entre las calles Rondizzoni por el Sur, Av. Club Hípico por el Este, Av. Blanco Encalada por el Norte y Molina por el Oeste, dentro de sus 78 hectáreas, la mayor parte de ellas son áreas verdes.

Club Hípico de Santiago, ha sido por años lugar de encuentro de múltiples personajes siendo visitado por la reina Isabel II de Inglaterra, Presidentes y Ministros de diversos estados y un sinnúmero de artistas tanto nacionales como extranjeros.

Su carácter de Club Social le permite atender a sus asociados en diversas actividades principalmente en las reuniones de carreras "todos los lunes y jueves por medio", con una concesión que atiende los salones destinados a los socios e invitados. También contamos con un recinto de tenis y piscina, para disfrutar así, de los beneficios que otorga esta institución.

Club Hípico de Santiago, en sus inicios, contaba con un edificio de madera y cristal, de acuerdo a la época. En el año 1892, esta edificación sufrió un desvastador incendio, quedando reducido a escombros, sin mucha demora este se volvió a construir pero esta vez en bases de hierro y cristal, con mayores y notables comodidades para sus asistentes, público que hasta hoy en día disfruta de sus tribunas.

Nuestro actual edificio fue obra del destacado arquitecto Josue Smith, quién visualizó el Hipódromo de Longchamps de Francia y tomó parte de el para la construcción de este centro hípico, uno de los recintos mas exclusivos dentro de los lugares de esparcimiento y donde se desarrollan los más importantes eventos hípicos de cada año. Fue nuevamente inagurado el 7 de abril del año 1923.

Los Barrios Dieciocho, Ejército y República 1895-1930

En 1895 el trazado vial de los barrios Dieciocho, Ejército y República, estaba terminado y la pavimentación de las avenidas que le daban su nombre a estos barrios: las alegres y enjoyadas Dieciocho, Ejército y República y otras quince más se habían construido con asfalto de Trinidad. Sus balcones desafiantes por donde asomaban familias extensas y prósperas entonces, que hicieron su fortuna con la plata de Chañarcillo, la propiedad agraria de latifundios, el alegato abogacil, el parentesco o las armas. Los focos eléctricos y el gas hidrógeno carbonado junto con el tranvía que corría por la Alameda, cuyo origen era la Estación Central y su destino el Centro de Santiago, indicaban que el progreso pasaba por allí.

A principios del siglo XX toman un auge inusitado estos barrios generando una rápida evolución de la construcción, y adquieren un carácter urbano propiamente tal, con su sistema de agrupamiento continuo, en dos, tres y cuatro pisos, con patios interiores, siendo el estilo predominante el neoclásico. Sólo en el caso de República podemos ver obras del tipo "Barrio Jardin" de los años 1919, 1924, 1925 y 1926.

Por esos años, proliferan las viviendas sofisticadas de los más diversos estilos europeos. Las calles perpendiculares a la Alameda de Las Delicias: Dieciocho, Ejército y República, son las preferidas por las familias adineradas y se observan grandes mansiones, en cambio en las calles paralelas a la Alameda se concentran viviendas de menor altura, promedio dos pisos y de una tipología de un nivel social inferior, lo que permite un entorno urbano más homogéneo.

Arquitectos de gran prestigio en la época van a diseñar sus mansiones. Así en el Barrio Dieciocho: en la Alameda con Lord Cochrane estaba la Casa Meiggs construida por el técnico norteamericano Jesse L. Wetmore y que fue finalizada en 1864; la iglesia San Ignacio del arquitecto italiano Eusebio Chelli, construida entre 1867 y 1872; en la Alameda Nº 1550 el Palacio Irarrázabal, actual Círculo Español, del arquitecto Alberto Cruz Montt, construido en 1906; en la Alameda con Dieciocho el Palacio Iñiguez encomendado a los arquitectos Ricardo Larrain Bravo y Alberto Cruz Montt, construido en 1917; en la Alameda Nº 1642 el Palacio Ariztía, actual sede de la Cámara de Diputados en Santiago, del arquitecto Alberto Cruz Montt, construido en 1917; en la Alameda Nº 1656 el Palacio Errázuriz, actual embajada de Brasil, obra del arquitecto Eusebio Chelli, iniciada su construcción en 1872; en la calle Dieciocho Nº 190, una sencilla casa de un piso con una fachada muy simple, que el arquitecto Josué Smith Solar ampliará con dos pisos más, a principios del siglo XX; en la calle Dieciocho Nº 422 el edificio del mismo nombre, del arquitecto E.F. Harrington, construido en 1911 y situado al lado del Palacio Cousiño.

En el barrio República de Norte a Sur, es decir desde la Alameda a Blanco: en calle Salvador Sanfuentes Nº 2350 - 2352 - 2354, el Cité Salvador Sanfuentes que fue construido por el arquitecto Ricardo Larraín Bravo en el año 1929; desde la Alameda, el Pasaje República del arquitecto Luis Román Cristi en 1935; saliendo hacia la Avenida República, el Pasaje del mismo nombre, de los arquitectos Casanova y Román, en 1928 (ambas obras son Art Deco); a continuación de la anterior y por el mismo costado oriente dos obras de Gustavo Monckeberg de 1924 y 1925 respectivamente; en República con Grajales, esquina nor-oriente una obra del arquitecto Ricardo Larraín Bravo en 1919.

En República con Grajales se interrumpe el sistema de agrupamiento continuo y aparece el primer esbozo de un "barrio jardín" que hubo en Santiago: en República entre Grajales y Gorbea costado poniente, una obra de los arquitectos F. Valdivieso Barros y Fernando de la Cruz, de 1925-1926; en República con Toesca, una obra del arquitecto E. Knockaert de 1928; en República entre Gay y Domeyko (República Nº 550, casa de propiedad de don Josué Smith Solar y Nº 580), costado oriente, dos casas de los arquitectos Smith Solar y Smith Miller, de 1923; a continuación de las anteriores una casa del arquitecto Augusto Knudsen Larraín de 1923; y en República con Domeyko, costado poniente, la casa que fuera de Arturo Alessandri (actualmente de la Universidad de Chile), del arquitecto Josué Smith Solar, de 1926.

En la Avenida Blanco N°2315-2319, costado norte, una obra encomendada en 1896 a los arquitectos Ricardo González Cortés y R. Muller y que se construye en 1926; en Blanco con Beaucheff la Escuela de Ingeniería, del arquitecto Alberto Shade, terminada en 1922; y ocupando la manzana comprendida entre Avenida Blanco Encalada, Avenida Viel y calle San Ignacio la Escuela de Sub-Oficiales del Ejército, del arquitecto Victor Henry Villeneuve y la dirección de obra del arquitecto Pedro Palma, construido en 1878.

Los Colegios San Ignacio ubicado en Alonso Ovalle entre las calles Lord Cochrane y San Ignacio (pleno Barrio Dieciocho), los Padres Franceses en la Alameda entre las calles José Miguel Carrera y Almirante Latorre (Barrio Ejército) y el Sagrado Corazón en la Alameda a la altura de San Martín, eran grandes colegios donde estudiaban los hijos de las familias acomodadas de esos barrios.

viernes, junio 16, 2006

Carta de Principios por Ñuñoa

Ñuñoa creció con el siglo XX, constituyendo una fuerte identidad de barrio, de convivencia social, de vecindario, una comunidad sustentable, como se señala en la “Carta de Ñuñoa” ; una cultura urbana polivalente, de lugares emblemáticos como el Pedagógico y el Manuel de Salas, el Estadio, la Villa Frei y su propia Plaza.

Desde hace un tiempo asistimos a la sistemática instalación de torres de gran altura, producto de la acción de un poderoso sector inmobiliario que ha encontrado aquí un terreno fértil para sus negocios, así como en casi toda la ciudad. Del modo en que aquí se desarrolla la construcción de edificios, los beneficios de estas inversiones para Ñuñoa son difíciles de entender, pues se hacen a costa de aquello que se quiere vender: una comuna de escala humana, tranquila y verde.

Ñuñoa es hoy, al comenzar el siglo 21, un territorio que violentamente está dejando de ser lo que siempre ha sido. Lo que vemos es destrucción y queremos evitarla, en nuestra propia comuna y en las vecinas, en toda la ciudad en definitiva. Tenemos el derecho a ser parte activa de las decisiones que transforman nuestra ciudad y lo vamos a ejercer.

Esas calles de añosos árboles, ese tamaño y escala que permiten caminar conociendo a los vecinos y comprar en el negocio de la esquina es parte de la co-propiedad que compartimos y de los valores que queremos defender, para lo cual proponemos:


1. Un Plan de Desarrollo Comunal que sea efectivamente el reflejo de la visión de comuna que los vecinos tienen, construida a través de la consulta y la participación ciudadana vinculante, para que podamos llegar a los compromisos que aseguren que los valores de Ñuñoa se conserven. El Plan dará cuenta clara y específicamente de las ideas, los anhelos y la voluntad de las personas que hemos elegido vivir en este pedazo de Chile.

2. Esta visión debe encarnarse en normativas y disposiciones respetuosas de esos compromisos. Se trata del progreso sostenible, de escala humana, de barrios y de vegetación, un proceso en realidad producto del conocimiento y la convicción que todos tengamos respecto de las bondades de esa visión del futuro de la comuna.

3. El Plan Regulador debe revisarse y rehacerse, en todos los aspectos que seannecesarios. Para esto debemos pedir los apoyos profesionales, sociales, técnicos, humanos y de método que se necesiten para implementar una participación ciudadana integral. Ya se hizo una vez. Lo podemos hacer ahora más profundamente. Podemos ser un modesto ejemplo de trabajo conjunto para un mejor espacio urbano.

4. Se deben implementar de inmediato todas las medidas necesarias para detener el deterioro de la calidad de vida en la comuna, mientras se hacen los nuevos Planes de Desarrollo y Regulador de Ñuñoa. La transformación de la comuna debe convertirse en un factor de unidad y de confianza de las vecinas y vecinos, no en un castigo, por lo demás inmerecido.

5. Los conceptos, el método y los instrumentos que puedan usarse para realizar esta tarea deben decidirse en acuerdo con las organizaciones de la comuna, representadas del modo más amplio y democrático, las que, junto a las autoridades locales y otras, constituirán la Asamblea por el Futuro de Ñuñoa con el fin de generar los Planes señalados, con el apoyo profesional y técnico que se precise para cumplir con todos los aspectos que correspondan.

6. La responsabilidad de promover, facilitar, permitir, financiar, en definitiva realizar este trabajo de esta manera, asegurando en todo momento la participación y la construcción de acuerdos entre los diversos actores involucrados, es resorte del municipio, el que, con la urgencia requerida, deberá hacer una propuesta detallada de procedimiento y cronograma.

7. Se trata del método, de la manera de hacer las cosas. Reiteramos que Ñuñoa debe progresar en calidad de vida y, sobre todo, debe continuar siendo la comuna que queremos. Eso sola y únicamente se logra sabiendo todos de qué estamos hablando cuando decimos Ñuñoa. Esto es un gran desafío, probablemente no se haya hecho nunca de esta manera y estamos seguros que es posible y, más aún, es indispensable hacerlo.


¡¡ Porque queremos nuestra comuna y nuestra ciudad, participamos !!

En acción,

R E D C I U D A D A N A P O R Ñ U Ñ O A
Junio de 2006

lunes, diciembre 05, 2005

Antigua Iglesia de las Agustinas

En Santiago, en la calle Moneda, entre Bandera y Ahumada, está la Iglesia de las Agustinas. Una pequeña construcción que es apenas visible entre altos edificios y que está un poco más adentro de la línea de la vereda sur, la antigua Iglesia de las Agustinas es un espacio con mucha historia en pleno centro de la capital.

El Convento de las Agustinas en Chile se remonta al año 1571 cuando doña Francisca Terrin de Guzmán solicitó al Cabildo la creación de la primera casa religiosa para mujeres en el país, su objetivo era acoger a las viudas e hijas de los españoles muertos a manos de los mapuche en la Guerra de Arauco. Siete mujeres fueron las primeras que, después de perder a sus maridos, decidieron juntarse y vivir en comunidad en el año 1576.

El Cabildo de Santiago entregó el terreno y parte de los fondos para la construcción de los edificios y la Iglesia, los que fueron completados por la fundadora que donó toda su fortuna y por el encomendero y alférez real don Antonio González Montero, sobrino del primer obispo de la ciudad. El convento ocupaba las dos manzanas comprendidas entre las actuales calles Ahumada, Agustinas, Bandera y Alameda, y llegó a tener siete patios en torno de los cuales se ordenaban las celdas de las monjas.

La primera iglesia de las monjas Agustinas, o de la Monjas de Santiago, bajo la advocación de la Limpia Concepción de Nuestra Señora, estaba situada en Ahumada esquina Agustinas y fue destruida por el terremoto de 1647. Es esta construcción la que le dará el nombre que hasta hoy tiene la calle sobre la que fue levantada. A la segunda iglesia, construida en el mismo lugar, de mejor calidad que la anterior la destruyó por completo el terremoto de 1730, debiendo trasladarse las monjas a una casa cercana.

El traslado de la Congregación a la calle Moneda, a la ubicación actual de la iglesia, se debió a una sentencia de la Corte de Apelaciones de Santiago que ordenaba la apertura de la calle Moneda entre Bandera y Ahumada y que durante tres siglos estuvo tapada por la propiedad de las monjas.

En 1852 el monasterio vendió la mayor parte de sus edificios y terrenos, conservando en la parte sur el terreno para la construcción de la iglesia. El loteo de tan céntricos terrenos dio origen, unos años después, a un bullente barrio comercial formado al sur por los edificios del Club de la Unión, la Bolsa de Comercio, el antiguo Hotel Mundial, el edificio Ariztía, el primer rascacielos de la ciudad, y más recientemente el Banco del Estado. Al norte, los terrenos que antiguamente ocupó el osario de las monjas en los linderos del monasterio y la calle de la Bandera, fueron adquiridos por la Sociedad Unión Central, que construyó edificios de habitaciones y locales comerciales, además de un teatro. El Teatro Unión Central de Santiago se haría famoso en 1896 cuando se realizó el primer programa cinematográfico del país. En esta misma manzana, en las esquinas de la calle Agustinas con Bandera, comenzó a funcionar la Pontificia Universidad Católica en junio de 1888, con sólo dos cursos: leyes y matemática.

Cuando se abrió al tránsito la actual calle Moneda las religiosas construyeron un pasaje subterráneo para comunicar las secciones de la propiedad por debajo de la nueva calle. Y sobre esta calle y no sobre la que su presencia bautizó comenzaron a construir su tercera y definitiva iglesia.

La tercera y actual iglesia comenzó a construirse en 1857 y fue proyectada y construida por el notable arquitecto italiano Eusebio Chelli, responsable de muchas construcciones religiosas en Santiago, en el estilo neoclásico que se impuso en el país en el siglo XIX, y corresponde al estilo neorrenacentista inspirado en la arquitectura de Paladio, uno de los grandes arquitectos del renacimiento.

En 1921 el templo fue donado al Arzobispado y en la actualidad el Movimiento Cristiano de Empleados se encarga de su mantención. Las monjas agustinas se habían trasladado en 1912 a sus actuales terrenos en la calle Vicuña Mackenna entre Santa Isabel y la calle Marín.

En su interior destacan un púlpito del siglo XVIII del estilo barroco bávaro, realizado por los jesuitas en el taller de Calera de Tango; y el Órgano Walcker, declarado Monumento Histórico, construido en 1875 por la afamada casa alemana y que es hoy el más antiguo en funciones. La iglesia es usada regularmente para dar conciertos de música sacra hasta el día de hoy luego de una profunda restauración que concluyó en el año 2000.

El Palacio de La Moneda

En Santiago, el Palacio de La Moneda es la residencia presidencial y la sede de gobierno desde que en 1846 el entonces presidente Manuel Bulnes decidiera ocupar el edificio de la antigua Real Casa de Moneda para tales efectos. Hasta esa fecha los gobernantes habían ocupado los edificios del lado norte de la Plaza de Armas, especialmente el Palacio de la Real Audiencia, el actual Museo Histórico Nacional. En el Palacio de La Moneda vivieron casi todos los gobernantes del país hasta 1958 cuando el general Ibáñez, al final de su segundo gobierno, decide abandonarla como residencia oficial.

La imagen de La Moneda en llamas durante el incendio del 11 de septiembre de 1973 y la muerte del presidente Allende en ella es uno de los mayores símbolos del quiebre de la democracia en Chile.

La historia de La Moneda comienza en 1732 cuando el Cabildo de Santiago solicita al Rey de España el permiso para instalar una fábrica de monedas y así solucionar el problema de escasez de circulante que se producía cuando desde Perú se atrasaba el envío de monedas.

Como la Corona no disponía de recursos, se resolvió que fuera un particular quien asumiera la instalación de la fábrica, la dotara de herramientas, pagara a los operarios y comprara los metales para la acuñación, a cambio se le entregó el cargo de Tesorero Perpetuo y el usufructo de las utilidades de la amonedación, privilegios que serían heredados a sus descendientes. Fue el comerciante español, Francisco García Huidobro el que adquirió la casa de la esquina surponiente de Huérfanos con Morandé, conocida como Palacio Viejo y que actualmente es ocupado por una sucursal del Banco del Estado. El 10 de septiembre de 1749 en ese lugar, es acuñada en oro la primera moneda con la imagen del Rey Fernando VI.

Luego de la muerte de García Huidobro, la Casa de Moneda es trasladada al antiguo Colegio Máximo de San Miguel colegio jesuita ubicado al costado de la iglesia de la Compañía. Las instalaciones no reunían las condiciones que se requerían, por lo que en 1780 el Gobernador propone construir un edificio para tal fin. El elegido para realizar el proyecto fue el arquitecto romano Joaquín Toesca y Ricci, que había llegado a Santiago para concluir los trabajos de la Catedral.

Como el sitio más apto, Toesca escoge el del Colegio Carolino conocido entonces como el solar de los Teatinos por haberse instalado allí una casa de los religiosos que dan nombre a la calle. De esta forma, en 1784 comienzan las obras. Toesca no pudo ver terminada su obra, ya que murió en 1799, y su labor fue continuada por el ingeniero militar Agustín Cavallero. En 1805 y faltando algunas terminaciones, el Gobernador Muñoz de Guzmán inauguró la Real Casa de Moneda de Santiago de Chile, considerado uno de los mejores y más armoniosos edificios civiles de la América Colonial.

Luego de la presidencia de Bulnes, que hubo de hacer reparaciones en el edificio por los efectos del terremoto de 1850, el presidente Manuel Montt debió enfrentar un gran incendio en 1855. El Palacio se dividió en tres sectores: residencia de los presidentes, sede de gobierno y Casa de Moneda, la que siguió ocupando el sector sur del edificio, con sus hornos, chimeneas y calderas.

Los presidentes José Joaquín Pérez y Federico Errázuriz Zañartu no quiseron vivir en la Moneda. El presidente Pinto vivió en el Palacio y dirigió desde él las principales operaciones de la Guerra del Pacífico. Su sucesor el presidente Santa María no habitó el palacio.

El presidente José Manuel Balmaceda habitó en La Moneda, y realizó numerosos cambios en ella, llegando a ser refaccionada completamente, dotada de varios adelantos de la época y redecorada en los sectores destinados a las recepciones oficiales. Se techó con una estructura metálica el patio de la Presidencia y se decoró el famoso Salón Rojo. En esos tiempos el hijo mayor del Presidente, Pedro Balmaceda Toro, recibía regularmente a algunos intelectuales en su salón en el Palacio entre los que destaca el poeta nicaragüense Rubén Darío.

El inmueble ha sido objeto de diversas modificaciones que comenzaron con la presidencia de Ramón Barros Luco. El entorno de La Moneda fue objeto de una gran remodelación a partir de 1930, que dio realce a su fachada sur, constituyó las plazas en ambos frentes y rodeó al Palacio de austeros edificios que darían origen al actual barrio cívico. De esta época es el traslado de las instalaciones de la Casa de Moneda a su actual ubicación en la Quinta Normal. En 1906 el Presidente Pedro Montt Montt había abierto la puerta de Morandé 80.

La fachada principal hacia la plazuela de calle Moneda quedó enfrentando un amplio espacio, que se denominó Plaza de la Constitución, luego de demolerse el antiguo edificio que ocupaba el Cuartel de Dragones.

La parte sur del Palacio fue remodelada en 1929 y en 1935 para darle una salida a la Alameda, inventando una fachada que no existía en el edificio original. Durante la Presidencia de Juan Antonio Ríos se demolió el pabellón de Acuñación y Balanza, que era parte del proyecto de Toesca, reemplazándolo por el llamado Patio de los Naranjos.

Tras el bombardeo de 1973, el Palacio de La Moneda, quedó con graves daños en su estructura y su restauración terminó en 1981. El Palacio volvió a ser sede del Poder Ejecutivo entre los años 81 y 88. Con el retorno a la democracia debió ser nuevamente alhajado ya que al retirarse los ocupantes de la dictadura el edificio casi fue desmantelado.

Durante el año 2000, se restauró la fachada principal y luego todo el edificio, dándole un acabado de color blanco mate.

En septiembre del 2003, 30 años después la mítica puerta de Morandé 80 sería reabierta por el presidente Lagos, en el mismo lugar en que durante años se rindiera homenaje a los caídos en La Moneda. Fue también el presidente Lagos el que restituyó la tradición instaurada por Frei Montalva de permitir el acceso de público a los patios del Palacio de Gobierno.



La Casa Colorada

En Santiago, la Casa Colorada es el ejemplo mejor conservado da una tradicional casa colonial chilena y está en pleno centro de la ciudad, a pasos de la Plaza de Armas. Esta histórica casa está indisolublemente ligada a su primer dueño: Mateo de Toro y Zambrano Ureta.

Don Mateo, huérfano desde joven, se dedicó exitosamente al comercio y la gran fortuna que acumuló le permitió adquirir honores y responsabilidades en la administración de la ciudad. Fue regidor, alcalde de Aguas y alcalde Ordinario, así como oficial y jefe de un cuerpo de milicias en Santiago. Fue Corregidor de la ciudad y superintendente de la Casa de Moneda. En 1770, el monarca Carlos III le concedió, a él y a sus herederos, el título de Conde de la Conquista. En 1810, cuando ya tenía 83 años y había quedado viudo recientemente, fue presidente de la Primera Junta de Gobierno.

Toro y Zambrano se casó a los 25 años con María Nicolasa de Valdés y Carrera y tuvo 8 hijos. Inicialmente el matrimonio vivía en la casa de los suegros de Mateo, en la esquina sur poniente de la actual esquina de las calles Merced y San Antonio, pero la situación no era muy propicia, por las continuas desavenencias con su suegra. El matrimonio se traslada entonces a la casa de un tío en la calle Miraflores. Luego de algunos grandes negocios y ya rico, propietario de dos haciendas en Melipilla, una chacra en Chuchunco y otra en Maule, adquiere la vasta y famosa hacienda de la Compañía de Jesús en las cercanías de Rancagua, poco después de que los jesuitas fueran expulsados de los dominios españoles en 1767, Mateo decide comprar dos sitios vecinos a la casa de sus suegros en la calle de la Merced, antiguamente llamada calle de los Condes y Cruzados, por la gran cantidad de gentes “nobles” que la habitaban, para comenzar allí la construcción de lo que hoy conocemos como la Casa Colorada.

El portugués Joseph de la Vega inicia la construcción en 1769, con numerosas interrupciones por los conflictos familiares con su suegra y por algunos pleitos con los vecinos medianeros. El resultado fue una casa única en su época, que rompió con todos los cánones arquitectónicos imperantes, acaparando elogios y envidias de la sociedad santiaguina.

La casa era el único edificio particular con fachada de ladrillo recubierta de piedra en el primer piso y con dos pisos de altura. La planta tenía la estructura típica de la época, de patios sucesivos rodeados de habitaciones. El primer patio de pavimento duro, al que se llegaba desde la calle a través del zaguán, estaba rodeado de construcciones de un piso donde se guardaban provisiones y productos de las distintas haciendas de la familia. La parte que da a la calle tiene dos pisos y el primero era ocupado en las actividades comerciales de la familia. Un cuerpo central de un piso con sala, cuadra y antesala, separaba el primer patio del segundo y era el límite entre los espacios semipúblicos y el área privada de la familia en el segundo patio. Este patio, adornado con enredaderas, flores y árboles, estaba rodeado de corredores.

En 1779, se puso en la fachada el escudo de armas de la familia tallado en piedra. La casa debe su nombre a que, en 1888, la fachada fue cubierta con pintura de color rojo.

Don Mateo vivió allí hasta su muerte, en febrero de 1811. También se alojaron en la casa, luego de la batalla de Chacabuco, San Martín y O`Higgins. Más tarde, la casa también fue residencia de Lord Cochrane. Cuando la casa volvió a manos de la familia Toro se hicieron visitantes regulares Ramón Freire y Manuel Bulnes, ambos pretendientes de la nieta de Don Mateo, la señorita Nicolasa Toro.

A lo largo de sus más de 200 años la casa ha experimentado importantes transformaciones y durante mucho tiempo hubo en ella gran actividad comercial. Desde 1929 se instalan en la casa rotiserías, restaurantes, dulcerías, sombrererías y otros negocios. Hasta un cabaret está registrado por los cronistas. En 1977 el edificio fue expropiado por la Municipalidad de Santiago para su restauración.

La actual casa no corresponde a la construcción primitiva, sólo se conserva la estructura original de dos pisos que da a la calle Merced. Se ha reconstruido el primer patio completándolo con recintos semejantes a los originales y se levantó una fachada oriente que la casa no poseía. Actualmente la Casa Colorada alberga el Museo de Santiago, donde se exhiben muestras relacionadas a la fundación de Santiago y su desarrollo a lo largo del tiempo. El Museo cuenta con una biblioteca, un auditorio y salas de exposiciones que se pueden visitar de martes a viernes entre las 10:00 y las 18:00 hrs. Los sábados de 10:00 a 17:00 hrs. y los domingos y festivos 11:00 a 14:00 hrs.

sábado, diciembre 03, 2005

La calle Morandé

En Santiago, la calle que hoy conocemos como Morandé y que va desde la Alameda hasta la antigua Estación Mapocho, corriendo paralela a las de los Teatinos y de la Bandera, en pleno centro de la ciudad, tiene una historia bastante más larga que sus apenas 10 cuadras de extensión.

Por lo pronto hay que señalar que aparece en el trazado original de la ciudad que hiciera el Alarife Gamboa en febrero de 1541, dos cuadras al oriente de la Plaza de Armas, en lo que fuera el primer límite poniente de la ciudad, una de la últimas calles atravesadas.

Ya hacia el año 1600 la calle comenzó a ser llamada “Calle de la Botica”, porque en ella funcionaba la botica de los jesuitas, uno de los primeros y mejor abastecidos establecimientos de su tipo en el país, en la manzana que actualmente ocupa el ex Congreso Nacional.

Luego de la expulsión de los padres jesuitas de los territorios españoles en 1767, la calle comenzó a tomar el nombre de algunos de sus más ilustres y ricos vecinos: los hijos de un afamado comerciante de origen francés, Jean Francois Briand de la Morandais, que había llegado a Concepción en 1715 como Capitán de Fragata y que se casaría con la joven hija de un funcionario español, Juana del Solar.

El comerciante y contrabandista francés se vino a vivir a Santiago con su joven esposa a una casa situada en la misma Plaza de Armas, luego de haber renunciado a la ciudadanía francesa usando papeles falsos. Sin embargo en la Plaza Mayor, en el lugar más concurrido e importante de la ciudad, estaba en esos tiempos la horca o picota.

La Picota, también conocida como “Rollo”, era la columna de piedra donde se exponían los cuerpos o las cabezas de los criminales ajusticiados, así como los reos a la vergüenza pública. Era también el lugar donde se aplicaban las penas ordenadas por la justicia para proclamar a todos los vientos el rigor de la ley.

La visión, cada cierto tiempo, de los cuerpos de los ajusticiados o de sus cabezas, no resultó un panorama alentador y el rico comerciante debió buscar otro lugar para su familia.

Logró ubicar un solar que compró a Francisco Riberos en el lugar que hoy ocupa la Intendencia Metropolitana. Con el tiempo, al menos tres de los hijos de este personaje habitarían la misma calle, ya sea en la esquina de la actual calle Moneda, en la de Huérfanos y en la de Compañía.

La casa de los Carrera y la de la familia del Coronel Manuel Rodríguez estuvieron en las esquinas de Morandé con Agustinas, también la casa que habitó el sabio Claudio Gay y la que ocupara el Almirante Manuel Blanco Encalada estaban en esta calle. Posteriormente viviría en la esquina de la Alameda Julio Zegers, Diputado, Ministro y Consejero de Estado.

Durante un breve tiempo, a mediados del siglo IXX, la calle se llamó oficialmente Junín, un nombre que a pesar de estar escrito en algunas murallas no logró cambiar la denominación popular de Morandé.

Con el tiempo en la calle Morandé se instalarían importantes hitos urbanos: el Palacio de La Moneda, la Plaza de la Constitución y las estatuas de los presidentes Allende y Alessandri, el viejo edificio del Diario Ilustrado, el Banco Central, el Palacio de los Tribunales de Justicia, el antiguo edificio del diario El Mercurio, el Palacio Edwards que hoy alberga a la Academia Diplomática, así como el Teatro de la Universidad de Chile que tiene al menos cuatro salas en esta calle: las salas Sergio Aguirre, Agustín Siré y Enrique Noisvander en Morandé entre Rosas y san Pablo y la sala Antonio Varas en la primera cuadra, casi esquina de la Alameda.

Posteriormente, ya en los años 30 llegarían los Ministerios a la calle: el de Obras Públicas en la primera cuadra y el de Justicia en la segunda.

En el siglo XX la calle Morandé comenzaría a sufrir los embates del centro de la ciudad, el ruido y el tráfico, la violencia y la contaminación.

En 1906 el presidente Pedro Montt mandó abrir la que sería la famosa puerta de Morandé 80, en el lado este del Palacio de La Moneda, para facilitar la circulación de su familia. En 1938 por esa misma puerta el León de Tarapacá, durante su segundo gobierno, habría ordenado dar muerte a los jóvenes nacistas que habían sido detenidos en la casa central de la Universidad de Chile y el edificio de la Caja del Seguro Obrero Seguro luego de un fallido golpe de estado.

La puerta de Morandé 80 se haría mundialmente famosa cuando a través de ella los bomberos de Santiago sacaban el cuerpo sin vida del Presidente Allende. En septiembre del 2003, 30 años después la mítica puerta sería reabierta por el presidente Lagos, en el mismo lugar en que durante años se rindiera homenaje a los caídos en La Moneda.

Actualmente se trabaja, en la primera cuadra de esta calle, en la Plaza de la Ciudadanía que reemplazará a la Plaza de la Libertad donde estaba el monumento a Arturo Alessandri por una explanada que pretende unir el eje de La Moneda con el Paseo Bulnes que había sido quebrado por la instalación de la Llama de la Libertad.